11.01.2009

The killer

Aquel viernes, por la mañana, alguien estaba en la habitación de Ángel. Se movía rápido, pero grácilmente. Llevaba prisa y un cúter en la mano. Abrió el cajón de su mesilla de noche. Sacó, con unos guantes plásticos, un paquetito de cucuillas de afeitar. Con mucho cuidado, y con el cúter, abrió el paquetito,de forma que apenas se notaba, sino que parecía que venía abierta de fábrica. Sacó una. Lo dejó todo como estaba, salió de la habitación de él. Al salir se quitó las bolsas de los pies y las tiró a un contenedor cercano.
Corrió al gimnasio. Sacó su móvil: ns vms n ls vstuarios? xxx. A los pocos minutos recibió respuesta. Carlos, se podía leer en la pantalla. Dos minutos más y ya estaba en el vestuario de las chicas. Se acercó a ella. Era una chica. Escondía la cuchilla en el pecho. Se acercaron y se besaron.
Él intentó quitarle la camiseta. Ella no se dejó y lo apartó. La excusa perfecta, ¿por qué no? Sacó la cuchilla, sin que él se diera cuenta. Se acercó a él y le besó de nuevo.
-¿Por qué llevas esos guantes?-le preguntó Carlos, sonriéndole.
-Para no dejar huella en la historia-le volvió a besar. Selló sus últimas palabras con aquel beso. Puso la mano izquierda en su cuello, y, con fuerza, clavó en la yugular la cuchilla. Sonrió sádicamente al ver la sangre manar con intensidad del cuello de su amante.-No le hagas daño a mis amigas si no quieres que yo te lo haga a ti.
Escuchó el pitido del profesor. Salió por la ventana, antes de que todo el mundo entrara. Pero olvidaba un detalle: la cuchilla.



Claris y yo esperábamos sentadas en el césped del campus a que Susan llegase. Claris le había preparado una cita con su hermano, que iba llegando con la guitarra acústica.
-¿Qué haces tú aquí?-le espetó Susan a Ángel cuando llegó.
-te equivocas de sujeto, cambia el "tú" por un "yo"-le guiñó un ojo. Desde el día de la disputa estaban insoportables los dos, juntos y separados.
-¡Hey! Tranquilos, ahora hablaréis y dejaréis de darnos el coñazo a todos, ¿vale?- Claris, más que nadie, estaba arta. Era ella la que era mejor amiga y hermana.
Nos fuimos de allí, se les escuchaba gritar, pero no pensábamos intervenir.
-¡Enid!- Álvaro me gritaba desde las habitaciones de los chicos.-¡Ven!-me despedí de Claris y subí las escaleras. Me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Hacia una semana que le besé ya, y una semana que ni le miraba a sus grandes, azules, electrizantes, magnéticos, monos... ejem, a los ojos.


Perdonadme no haber escrito antes, pero últimamente tengo ciertos problemillas. No he tneido ánimo y he estado saturada de exámenes. supongo uwe ahora la publicación será semanal.

10.31.2009

Mientras tanto...

En ese momento, en otra parte, en el pabellón de los chicos, susan corría tras de Ángel profiriendo insultos a los cuatro vientos de mala manera. Ángel no sabía que mosca le hbaía picado, pero se estaba empezando a cansar. Así que se paró y cuando Susan llegó a toda mecha, la agarró por la cintura inmovilizándola.
-¿Se puede saber qué te pasa?-Susan intentaba zafarse de él.
-Que, ¡que lo sé todo! ¿Te perecerá bonito no?-consiguió soltarse y se puso enfrente de el con las manos en la cintura.
-Bueno, je je-se rió, el muy necio, que pensó ella-, Susan, no creo que sea tan malo-ella abrió los ojos como platos y la mandíbula se le caía-. a mí me habían dicho que tú... bueno, ya sabes-se pasó la mano por la nuca y sonrió.
-¿Que yo era una asesina? ¿Tu eres @$%x/&?(-no pienso escribir insultos-)-susan casi le parte la cara. Concentraba su mala leche en esos pequeños momentos.
-¿Qué? ¿De qué hablas?
-De Carlos, Ángel, de Carlos-Ángel torció el gesto de la impresión de las palabras de Susan. Susan se percató de que iban por caminos distintos-. Tú... ¿de que hablabas?
-De tú y yo.


Cuando salí, ya recuperada de, del despacho de mi padre, Álvaro seguía allí, de pie, donde la dejé hacia ya una media hora.
-Enid... ¿Tú...? ¿Lo he soñado?-no me miraba, tenía los ojos cerrados, pero sabía que era yo la que había salido del despacho.
-Álvaro... no sería un sueño, en cualquier caso sería una pesadilla-entrecerré los ojos. Cuando los abrí del todo de nuevo, lo tenía delante, mirandome con sus ojos de dios de los truenos y los rayos.
-¿Pesadilla? La pesadilla sería haberlo soñado-me besó a frente. Ya se había relajado. Ahora la tensa era yo. Avatares del destino y us caprichos.
Claris llegó corriendo. Con aire cansado y cara de susto.
-¡Eniiid! Susan-hizo uan larga pausa para tomar aire- quiere matar a Ángel- puso peor cara. Una de sus mejores amigas quería matar a su hermano. ¿Estaría loca? ¿Qué le había hecho él para que llegase a esos extremos?



Comentad, porfitas

10.30.2009

Lunes de luto

El lunes siguiente de la muerte de Carlos no tuvimos clase, estábamos de luto. En todo el día no salí hasta que a las seis algien llamó a mi puerta.
-¡Hola!-Susan me dio un abrazo yentró a prisa en mi habitación. Parecía agotada pero llena de vitalidad.-¡Cuéntame algo! El viaje ha sido un horror tremendo.
-Susan-capté su atención-, Carlos ha muerto. Hoy no ha habido clase, le asesinaron.
Se quedó callada. Salió de la habitación. Volvió a entrar.
-¿Con qué? ¿Con qué le asesinaron?..
-Una cuchilla de-no me dejó terminar-...
-Fue... Ángel.
-¿Cómo? ¿Por qué lo dices?-me sentía intigrada. Parecía muy segura de si misma.
-Antes de irme, le acompañé a una tienda, porque tenía que comprar cuchillas. "Para afeitarme" decía él-salió enfadada. La seguí a prisa, para evitar que se metiese en problemas, como cuando se enfada, que siempre hace locuras innecesarias.
-¡Susan!-ese día no me quedaba sangre y me agotaba facilmente. Ella corría y corría. Yo me detuve enseguida. No llegué ni a bajar las escaleras. Me caí fatigada al suelo. No podía respirar. Se me oprimía el pecho. No sabía si tenía hambre o si quería vomitar, pero me sentía muy mal.
-¡¡Enid!!-Álvaro se arrodilló desesperado junto a mí. Se me saltaban las lágrimas.-¿Qué te pasa?-me dieron ganas de darle un tortazo. ¿Cómo quería que, casi sin poderme mover, me pusiese a explicarle qué me pasaba?
-Con... con mi... padre-apenas pude vocalizar y me atragantaba con mi propia campanilla, que se había alargado.
-¿quién?-caí en la cuenta de que no se sabía quién era él.
-Eel, el, director-empecé a toser como una posesa, harta de la espera. Álvaro me cogió en brazos para llevarme al despacho. A pesar de todo aquel dolor, en sus brazos me sentía a gusto. Me empecé a sentir bien. Antes de llegar a la puerta de su despacho. Le dije, ya con voz clara y recuperada, que me bajase. Lo hizo. Se quedó frente a mi. Puse mis manos en su cara. Me miraba con sus ojos. Unos ojos electrizantes. Le miré con los míos, que parecieron inexistentes en mí. Acerqué los labios con decisión, pero sin prisa. Él fue poniendo las manos en mi cintura. Le besé y él me devolvió el beso. Separamos las bocas. Me miró. Me zafé de él y entré con paso firme al despacho de mi padre, a pedirle sangre.



¿Qué os parece?

10.16.2009

El novio cadáver

(Os escribo hoy, porque quizá mañana no tenga demasiado tiempo y energía para el blog. Tengo que limpiar, viene mi tía y saldré por ahí con mi madre, aparte de deberes y estudios.)



En el cine no parecía haber mucha gente. Puede que fuese por la sangre del baño. Quizá hubo muerto alguien. Hasta un rato después no me enteré de quién fue la víctima.

-¿Quieres palomitas?-me preguntó. ¿Qué adolescente negava de unas palomitas y una coca-cola en el cine? Ni un B.D.G. podía. Sería demasiado extraño.

-¡Claró!-la cola de la tienda tampoco era demasiado extensa, incomparable con meses atrás, cuando el cine estaba repleto de grandes pelotazos filmatográficos. en un momento entramos a la sala 3. Los asientos estaban en la penúltima fila. En esa sala sólo habían un par más de personas. como mucho siete.



-¿Te ha gustado la película?-me preguntó Álvaro al salir. Había estado muy callado. No me dió tiempo a responder.- ¿Danielle?-había una chica llorando, en un banco, con la cabeza entre las manos. en la típica postura que pone la gente cuando está triste y llora.

Nos hacercamos y sí, era ella.

-¿Qué pasa?-Nos sentamos cada uno a uno de sus lados en el banco. Tenía los ojos rojos y le moqueaba la nariz. Nunca la había visto tan apagada y afligida. TEnía el rimell corrido y tenía las marcas de las uñas clavadas en las mejillas.

-Carlos..-se le quebró la voz. Oportunamente, llegó Clariss, vestida de negro, sin nada de maquillaje, con la cabeza gacha y un paquete de Kleenex en la mano derecha, en la otra, un periódico.

-Hola, chicos-nos saludó, se puso en cuclillas frente a Danielle y sacó un Kleenex, se lo pasó.

-Clariss, ¿qué...?-no encontré palabras. Estaba en blanco, como cuando un profesor te grita por algo de lo que has sido consciente, pero no culpable, y no encuentras una respuesta buena. Buscas y no te sale.

-Me contaste que había sangre en el vestuario de las chicas, ¿no?-asentí, auqnue sabía que era una coletilla.- La sangre era de carlos. Alguien le clavó una cuchilla en el cuello, profunda la herida. No han encontrado pruebas. Es un lugar en el que pasa mucha gente. El o ella usó guantes y se puso bolsas en los zapatos, no dejó nada. Ni un pelo, ni nada. Le entierran mañana a las tres, podéis venir conmigo y Ángel-escuchamos atónitos como Clariss, a pesar de su edad, narraba aquello con tanta solemnidad, sin titubear ni un segundo.
Me levanté y me fui corriendo. Álvaro corrió detrás de mí. No sé porqué me lloraban los ojos. A mi Carlos me dejó de gustar cuando era Danielle. áLvaró me alcanzó, no sé cómo. debió ser porque iba tan omnibulada-(perdó si está mal escrito. Me refiero a star en una nube)- que debí de ir frenándome sin darme cuenta siquiera. Me agarró con fuerza del brazo y me ácercó a él. Me puso junto a su pecho. El corazón me latía rápido y no precisamente por Carlos.


Espero que os guste, comentad, por favor.

En el cine

Ya era viernes por la mañana y Álvaro no había sacado de nuevo ese tema de conversación, me refiero al del cine.Supongo que "se le habría pasado" el tema. Aunque considero que yo no era nadie para renegar de su opinión.

-¿Te cansas?-estábamos corriendo en educación física. Nos hacían correr vente minutos de preparaión física, para el exámen, que sería de media hora a carrera continua.

-¡Qué va!-¿cómo iba a cansarme, si bebía sangre de quepardo? Que ingenuos podían llegar a ser los humanos. ÉL ya empezaba a jadear de cansancio. Yo sonreía para mis adentros: todos los humanos desperdician su tiempo comiendo mientras que yo con un trago de sangre puedo estar todo el día sin parar.-¿cuánto queda?-le pregunté. Aunque no me cansase de correr me cansaba de estra ahí, perdeiendo tiempo.

-Un minuto, creo yo-dijo, mientras miraba su reloj digital con calculadora que usaba a veces en los exámenes de física y matemáticas.

Al minuto, efectivamente, paramos y nos tomamos las pulsaciones. Nos mandaron a los vestuarios, porque se acababa el tiempo. cuando las chicas entraron al vestuario se encontraron con una imagen desagradable. En el suelo... en el suelo había sangre. Se me hacía la boca agua. Salí de allí con la escusa de que me daba asco la sangre. No sabía de quien era, pero era sangre joven y fresca.

A las cuatro de las tarde me sonó el teléfono de la habitación. Habitación 25-C. Álvaro. Lo cogí y respondí con un aparente tono tranquilo:
-Hola, ¿qué tal?-me sentía intranquila.
-Hola, era para decirte lo de esta tarde. ¿A las seis? He mirado y a y media hay una sesión-al parecer no lo había olvidado, joder. La cagué, sin duda, al decirle que sí. Ahora tendría que compartir una de palomitas con el, y entonces puede que nuestras manos coincidan. O que me abrece a él cuando me asuste.-Pero resulta que no es para menores de dieciocho.
-Pues entonces nada-me sentí aliviada por momentos.
-Pero hay una de comedia muy buena también.
-¿Comedia? No sé... ¿cuál es?
-La de la chica ésta rubia... la que querías ver-no podía negarme. LA QUERÍA VER. Llevaba semanas diciendoselo a todo el mundo.
-Ah, ya... vale, ¿ a qué hora?...
Al rato acordamos todo. Y a las hora acordada Álvaro estaba como un clavo llamando a mi puerta. Iba vestido con unos cagados y una chaqueta negra y amarilla. Le quedaba genail con eses ojos azul eléctrico que tenía. Nunca me había fijado, pero ÁLvaro era muy guapo.

10.15.2009

Un año después

Había pasado ya un año desde aquel cambio brusco de cuerpo. Aun día, a solas, recuerdo todos los recuerdos. Hubo uno muy perturbador. era sobre ella misma, sobre Danielle:

Estaba todo nevado, el tiempo era fresco y a las afueras de la cabaña no había más que árboles de hoja perenne. Danielle estaba sentada al lado del fuego, cuando, de repente, le sonó el móvil. Esto es de las cosas más raras de la historia, ¿cómo se supone que puede haber cobertura en ese lugar hinóspito?

Cuando Danielle abrió el mensaje se encontró con una foto de su novio besando a otra chica, una más, pensé yo al "leer" el recuerdo. Danielle rompió en lágrimas. Pasó un día y ella seguía cabizbaja y con los ojos rojos. Luego volvió a casa. Y, ¿qué se encontró, sino a su novio en celo? Estaba con otra más de sus muchas infidelidades, en un banco del parque, al lado del parque al que da la ventana de su habitación.

Danielle soltó su mochila y se dirigió con paso firme hacie él. Le quitó a la otra de encima y le abofeteó a la par que decía: "Maldito golfo cabrón. ¿Una oportunidad? ¡Tres te he dado ya! ¿No puedes dejarme ser feliz ya?"

También sé que Carlos fué tras ella, como si ella hubiese hecho aquello sin venir a cuento. La puso contra la pared y le susurró al oído la mayor mentira: "Te amo". Pero con una dulzura a la que Danielle no pudo resistirse.

Dos días después ella tenía otra vez esa cornamenta tan característica en ella desde que staba con Carlos. El día que los vió acabó en el hospital. Se había cortado las venas y pasó varios días ingresada.

A la semana siguiente de visualizar el recuerdo, me dio por fijarme en sus muñecas. Era cierto. Tenía un corte bien grande en la muñeca izquierda.

-¡Buenos días, pequeña saltamontes!-Álvaro me llamaba así desde el día que me puse a hacer karate con Claris en el parque, un viernes, claro. Susan estaba en Alemania, visitando a su tío, que se había puesto enfermo de golpe y porrazo, así que durante un tiempo debía de estar con Álvaro en clase. No me lo pasaba mal con él, pero obvio que prefiero estra con una amiga que con un amigo, sin más que eso, amistad.
-Hola, niño- se comportaba como tal, no podía darle otro nombre.
-Oye-prolongó la e.- Este viernes estrenan esa de miedo tan comentada en el cine de al lado. ¿Te hace venir?
-Tú... ¿y yo?-resultó extraño, hacía mucho que no iba con un chico al cine.- Bueno, vale. Pero ahora me voy-y salí por patas. No quería quedarme más junto a él tras esa situación extraña.




bueno, hoy tenía ganas irremediables(bueno sí, este es el remedio)m de escribir un ratejo. Por favor, si lo leéis comentad, para saber si puedo seguir escribiendo o sería en vano.

10.10.2009

Hola a todo el mundo que aun recuerda mi blog.
Ya se que dije que iba a seguir, pero, en segundo, todo es más complicado.
El año pasado bajñé demasiado la nota y este año me tengo que aplicar. Me han separado de mis amigas encima.
Os prometo que, en cuanto se me ocurra algo bueno, y tenga tiempo, vendré y subiré algo. Aunque me lo tengo que releer todo, porque ya casi ni me acuerdo.
BEsos, Rocío.